Empieza el 2017. Tras la campaña de navidad,
mes de consumo desenfrenado, la temida cuesta de enero se nos hace más empinada
para consumidores y para empresas.
El miedo de los consumidores y el miedo de las
empresas de no poder satisfacer las necesidades se repite cada año: quedarse
sin existencias; no poder sacar al mercado los nuevos productos; tantear el
bolsillo del consumidor… son dudas constantes que nos planteamos cada año
nuevo.
Por suerte, para las empresas, llega el poder
de la mediación.
Satisfacer
la demanda
Toda empresa otorga una serie de servicios.
Satisfacer a los clientes es clave para la supervivencia de la empresa. La
tecnología es la gran demanda: renovar nuestros aparatos tecnológicos porque
han quedado obsoletos o bien porque queremos deshacernos de lo viejo se ha
convertido en costumbre.
En una época de nativos digitales, la
tecnología es la gran triunfadora: La tecnología evoluciona más rápido que la
sociedad: lo que hoy es una novedad, mañana ya ha quedado obsoleto y mejorado.
Se ha convertido en una herramienta indispensable para nuestra vida laboral,
social y familiar: en un mundo en constante cambio, la tecnología es el
engranaje que hace girar la rueda del progreso y de la sociedad.
Las
Rebajas
Los comercios no paran. Tras la campaña de
Navidad, llegan las Rebajas: Una forma de sortear la temida cuesta de enero y
de encontrar aquellos regalos de navidad a un precio más económico.
Saber satisfacer las necesidades de los
clientes y cumplir con sus expectativas ha hecho que las rebajas se conviertan
en una prueba de fuego para determinar la salud de un negocio: si la campaña de
navidad es el primer asalto, las rebajas indican si un negocio gana o queda
K.O.
Todas las empresas intentan evitar el stock de
productos, intentando sacar a la venta todo aquello que quedó de las Navidades.
Sin embargo, quedarse sin existencias es un temor que planea siempre y no es
una opción: sería el error más grande que podrían cometer. La planificación es
importante y siempre es bueno tener un stock de productos en el almacén.
Un
consumidor satisfecho y feliz
Tener clientes satisfechos es clave para el buen funcionamiento de una
empresa: no hay mejor publicidad que esta. Un cliente satisfecho es fiel a la
compañía, suele volver a comprar y comunica sus experiencias positivas en su
entorno.
Porque, al final,
todas las empresas dependen de sus clientes: una buena experiencia, un trato
correcto, un buen servicio… todo ello es valorado y agradecido por los usuarios
y es una la clave del éxito.